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Una salida para el biocombustible.

Desde un punto de vista ecológico y alimentario, los cultivos que se siembran para hacer biocombustible son inconvenientes. Sin embargo, existe una posibildad consistente en aprovechar los residuos de los cultivos alimentarios normales, que en la actualidad no tienen ninguna aplicación.

El problema está en que los residuos de los cultivos alimentarios normales, son leñosos, lo que supone que tienen lignina, y, por lo tanto, son muy difíciles de digerir para iniciar el proceso. 

Científicos belgas, encabezados por Ruben Vanholme, junto con otros compañeros belgas, de Reino Unido y estadounidenses, han descubierto una enzima (CSE, o cafeoil shikimato esterasa) que está implicada en la síntesis de la lignina y cuyas mutaciones reducen mucho la cantidad de ese compuesto indigerible y multiplican por cuatro la eficacia de su digestión para hacer biofuel.

Hasta la fecha, los biocombustibles no estaban bien vistos por competir por los recursos naturales de la tierra y el agua, también necesarios para la agricultura y la alimentación de la población y del ganado. Se había optado, por plantas no comestibles de rápido crecimiento como el eucalipto o el chopo, u otros residuos de cultivos convencionales tras la cosecha del grano que no tienen otra utilidad.

Aprovechando los residuos de los cultivos alimentarios no se competiría con la producción de alimentos. El problema está en que todos esos residuos son leñosso y la lignina es muy difícil de digerir para generar los azúcares necesarios para la producción de biocombustible, ya sea etanol u otro. Con el descubrimiento de este grupo de científicos se puede salvar este escollo.