Categorías

Carrito  

Ningún producto

Transporte €0.00
Total €0.00

Carrito Confirmar

La Universidad de Sevilla utiliza microorganismos para producir biodiésel.

En la Universidad de Sevilla, un equipo de investigadores han desarrollado una forma más eficiente y limpia para producir biodiésel, recurriendo a la biocatálisis enzimática.

El procedimiento tradicional consistía en utilizar un catalizador químico (sosa o potasa) que conlleva un elevado consumo de energía y la generación de subproductos contaminantes. Con esta nueva patente, que está desarrollada a nivel de laboratorio, se podrá producir el biodiésel de forma menos contaminante.

Encarnación Mellado, investigadora del departamento de Microbiología y Parasitología de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Sevilla, en declaraciones al portal de divulgación científica RDI Press, explica que una forma de conseguir procesos industriales más sostenibles en la producción de biodiésel es sustituir las reacciones químicas por reacciones enzimáticas producidas por microorganismos, lo que se conoce como biocatálisis enzimática. “La biocatálisis enzimática pertenece a la llamada biotecnología blanca, gracias a la cual se consigue realizar estos procesos industriales de forma más sostenible, realizándose de forma natural y a temperatura ambiente”.

La investigadora añade que “para seleccionar la cepa microbiana capaz de realizar este proceso hemos tomado numerosas muestras en almazaras, fábricas de conservas de pescado y jamón, etc. ya que ahí viven los microorganismos que tienen las enzimas capaces de realizar esta acción que nos sirve para sustituir la catálisis química por la catálisis enzimática”.  Finalmente, la capaca microbiana seleccionada fue Terribacillus, “capaz de llevar a cabo reacciones de transesterificación a partir de aceites, lo que permite, entre otros usos, la producción de biodiésel”.

A través de la transesterificación se rompen las moléculas de aceite para hacerlas más sencillas. Así, se mantiene su estructura química pero se reduce su densidad, con lo cual se obtiene un biodiésel que en los motores resulta mucho más fluido, pudiendo entrar en los conductos, inyección y pistones sin problemas.

“Una cosa está clara”, sentencia el investigador David Cánovas, del departamento de Genética de la Universidad de Sevilla, “el petróleo se acaba y debemos buscar energías alternativas para sustituirlo. Creemos que el futuro del biodiésel pasa por utilizar procesos de biocatálisis enzimática ya que es una fórmula mucho más verde que producirlo a nivel industrial”. El científico cree, además, que este carburante tiene la ventaja de poder ser utilizado en cualquier motor diésel con un rendimiento energético similar sin que sea necesaria ninguna modificación en la infraestructura existente.

La patente está desarrollada a nivel de laboratorio pero los investigadores insisten en que sería posible llevarla a la industria aumentando la producción de la enzima escalando la reacción.