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La energía eólica favorece la disminución de emisiones de CO2.

Según un estudio titulado "Effects of wind intermittency on reduction of CO2 emissions: The case of the Spanish power system", publicado por la revista Energy y elaborado por un equipo de investigadores de la UPM (Universidad Politécnica de Madrid), se contradice la tesis que surgía hace unos meses según la que "un escenario de alta penetración eólica respaldada por térmicas convencionales" podría, en algunos casos, propiciar que aumentasen las emisiones de CO2 que si las centrales de gas más eficientes operaban en solitario.

El estudio está firmado por Fernando Gutiérrez-Martín, Ricardo Da Silva Álvarez y Pablo Montoro Pintado. Según el estudio, la variabilidad eólica "apenas afecta a las emisiones de dióxido de carbono (CO2) en España". Incluso la UPM informa que "en mercados energéticos con una alta penetración de la energía eólica, la contribución real a los objetivos de emisiones es positiva", y "el balance global de las reducciones de CO2 es aún muy significativo". Aunque también afirman que las emisiones en los sistemas eléctricos "no son proporcionales" a la generación de las fuentes variables por "el ciclado de las plantas térmicas".

La nota de prensa difundida por la UPM informa de que el término ciclado "se refiere a los cambios producidos en las plantas de gas o carbón - por diversas razones, incluyendo la generación renovable-, cuy resultado es que gastan más combustible por megavatio hora (MWh)". Partiendo de ahí, los investigadores de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería y Diseño Industrial, analizaron todas las centrales de combustión españolas del año 2011 y observaron, según informa UPM, "escenarios donde la energía eólica causa importantes desvíos en los programas de dichas plantas y definiendo un procedimiento para cuantificar las reducciones de CO2 basado en factores de emisión y curvas de eficiencia de las instalaciones en funcionamiento".

UPM también explica que, en términos generales, los bajos factores de utilización de las tecnologías de gas y carbón indican que "no se usan consistentemente como carga base". Gutiérrez, Da Silva y Montoro han comparado "escenarios reales y sin viento en lo relativo a generación de las 36 plantas de carbón (10,8 GW) y 51 de gas (25,6 GW) que constituyen el grueso de la potencia térmica instalada en la España peninsular". A continuación, "con la producción neta de cada instalación", han calculado el ratio de combustible a distintos regímenes de carga y multiplicado por los factores nominales "para obtener las emisiones totales; el algoritmo abarca las 8.760 horas de programación anual de todas las unidades -con las restricciones técnicas consideradas- y su correlación con la energía eólica permite cuantificar el impacto del ciclado en el sistema eléctrico español".

Dado todo lo dado -concluye el estudio de los investigadores de la UPM-, "los resultados, con el conjunto de datos correspondientes a 2011, muestran unas emisiones menores a medida que la generación eólica reemplaza la convencional, pero con una pendiente decreciente indicativa de que las reducciones no son equivalentes: a baja penetración, cada megavatio hora (MWh) eólico introducido en la red permite evitar prácticamente todo el CO2 de cada MWh térmico desplazado, pero, con niveles de penetración tan altos como un 50% (...), las reducciones alcanzarían solo un 80%". A la vista de esos resultados, Gutiérrez, Da Silva y Montoro concluyen que, "no obstante, dicha reducción es aún muy significativa y en ningún caso despreciable o negativa como han llegado a apuntar otros análisis" .