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Se ha reducido la inversión en energías renovables.

 

La semana pasada se puso de manifiesto el colapso al que se ven sometidas las energías renovables en España, cuando hace unos cuatro años se trataba de un sector que rivalizaba por el liderazgo mundial con compañías alemanas, danesas, chinas o estadounidenses.

En la pasada semana Gamesa, uno de los mayores fabricantes de aerogeneradores en el mundo anunciaba pérdidas por importe de 659 millones de euros en el año 2012; Isofotón, líder en paneles solares fotovoltaicos, presenta un ERE para despedir a 295 trabajadores de su fábrica de Málaga; Acciona Energía plantea el suyo (175 despidos y 266 suspensiones temporales de empleo) a los sindicatos; Abengoa, pionera en energía termosolar, acusa al Gobierno de “expropiar” sus ingresos; Iberdrola pierde la supremacía mundial en la gestión de parques eólicos en favor de la china Guodian.

En el año 2012 se ha visto un retroceso de casi un 70% en nuevas inversiones en proyectos y empresas de energía renovable (solar, biomasa, eólica, biocombustibles), hasta situarse en 2.200 millones de euros. Es apenas una octava parte del récord alcanzado cuatro años antes. En el año que empieza, la actividad va camino de la irrelevancia: entre enero y marzo se han gastado menos de 30 millones.

“Para que la inversión en energías limpias contribuya a contener el crecimiento de las emisiones contaminantes, el nivel de gasto tendría que duplicarse, no caer”, señaló, Michael Liebrich, consejero delegado de BNEF en la nota que daba cuenta del retroceso de inversiones en el arranque de 2013. Pero si, en promedio, el gasto mundial bajó un 22% respecto al primer trimestre del año pasado, en el caso español el descenso, del 96%, es abisal.

BNEF advierte de que parte de la caída mundial en el valor de las inversiones se debe a que la tecnología es ahora menos costosa, sobre todo en la solar fotovoltaica. Y que influyen también la incertidumbre sobre el fin de las subvenciones públicas en Estados Unidos o Alemania. En España, no hay dudas: el Gobierno del PP cortó en seco las primas a nuevas instalaciones de renovables nada más llegar al poder, en enero de 2012. Hay promotores (plantas fotovoltaicas de alta concentración) que se plantean incluso competir a precios de mercado, sin apoyos, pero las autorizaciones están en el limbo mientras no se apruebe una nueva planificación para la red de transporte de energía eléctrica.

El Ministerio de Industria debería aclarar el nuevo esquema de primas y la planificación de la red de transporte este año. Pero ya ha tomado medidas para rebajar el coste de las primas actuales, que acaba en la factura de la luz y es uno de los conceptos que el Ejecutivo incluye en el déficit de tarifa (unos 5.700 millones en 2012). Son señales que han puesto en guardia al sector.

“Reconocemos que es un escenario complicado para el Gobierno, con un fuerte déficit de tarifa, un exceso de potencia instalada y la demanda a la baja por la crisis”, señala José Miguel Villarig, presidente de la Asociación de Productores de Energía Renovable. “Pero culpar del déficit de tarifa a las renovables es un diagnóstico equivocado, una lectura interesada”, matiza Villarig, quien destaca el “tremendo desarrollo” en centrales de ciclo combinado alimentadas con gas natural.

“Ante la falta de horizonte, muchas empresas, las que pueden, están desplazando la producción al exterior”, añade Villarig, “pero si hay más recortes a las primas, lo que está en juego es la viabilidad de las inversiones ya hechas”. España estaba en camino de cumplir con el compromiso europeo de satisfacer el 20% del consumo de energía con fuentes renovables.

Esa proporción ronda en los últimos años el 14%, también porque el consumo energético es, con la crisis, inferior. Pero un reciente informe de la consultora Ecofys para la Comisión Europea advierte de que el frenazo puede hacer descarrilar el tren: su previsión es que, en el mejor de los casos, España llegará al 17%.